Guterres lamenta que «la tortura persiste en todas las regiones del mundo» y que «las preocupaciones sobre la protección de la seguridad nacional y las fronteras se utilizan cada vez más para permitir la tortura y otras formas de trato cruel, degradante e inhumano».
«Sus consecuencias generalizadas a menudo van más allá del acto aislado sobre un individuo, y puede transmitirse de generación en generación y dar lugar a ciclos de violencia», ha añadido el secretario general.
Este día ha sido elegido por el aniversario de la entrada en vigor, en 1987, de la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, uno de los instrumentos clave en la lucha contra la tortura. Hoy, la Convención ha sido ratificada por 162 países
Naciones Unidas, recuerda Guterres, condena los actos de tortura «como uno de los actos más viles perpetrados por seres humanos sobre sus semejantes», cuya práctica sistemática o generalizada de la tortura «constituye un crimen de lesa humanidad