Anoche, en el Anfiteatro del Río Uruguay se realizó un multitudinario espectáculo de música tropical, con 7000 entradas disponibles. Hasta acá todo en orden si no fuera que estamos atravesando la peor crisis sanitaria de la historia uruguaya, donde los aforos para cualquier cosa que se quiera hacer deben ser reducidos y es realmente ridículo que se autorice una fiesta para 7000 personas en este contexto.
Aunque se cumplieran los protocolos sanitarios antes y durante el show, todo terminó mal.
Si bien la teoría indica que el Anfiteatro, con una capacidad para 20 mil personas, podía ser un lugar adecuado no solo por el espacio sino por ser al aire libre, nadie consideró lo que pasaría luego de finalizado el show.
Estos son los videos que circularon en las redes sociales.
Pasados las horas post show, las personas permanecieron en la Avenida de los Iracundos, lo que inició un operativo policial para dispersar, que terminó en corridas, golpes y un herido.
Hoy ya no sirve de nada lamentarse de lo ocurrido anoche, incluso si tiene consecuencias en contagios de Covid-19. Es necesario aclarar que la organización y el evento en sí mismo no tuvo incidencia directa en los enfrentamientos que se ven en los videos. Pero el pensamiento que a uno lo puede dejar intranquilo es, teniendo en cuenta lo que ocurre luego de los eventos, ¿Cómo la Intendencia autoriza un show con estas características? Y luego rechaza realizar un concurso de carnaval, o deja organizar algo similar con un aforo máximo de 250 personas.
Al parecer había que cumplir, queda picando.
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